
Porque Grover Wolfe, el hermano que se fue, irá siendo mostrado a través de la mirada del autor, de la voz de la madre, de Mabel Elizabeth, la hermana que tanto lo admiraba, y de si mismo.
Pero no esperéis una simple novela corta centrada en el recuerdo, no. Quien, como yo, se pierda entre las páginas de este breve escrito, tendrá la oportunidad de participar en una reflexión sobre el pasado, el presente y el futuro, sobre los cambios, las sorpresas y la ausencia; tocará el lado más íntimo y personal del autor, que abre parte de su alma mostrando recuerdos que caminan entre lo tierno, lo plácido y lo doloroso. Y lo hará siempre desde la belleza y sensibilidad más absolutas, con agilidad y a través de evocadoras pinceladas que nos permitan configurar un amplio todo en cuatro voces.
Una maravilla que nos ofrece la editorial Periférica y que, en algún momento, sé que os encantará leer.
"He aquí un niño, mi centro, mi semilla. Y aquí la Casa. Y aquí la Casa escuchando. Y aquí la ausencia, la ausencia en la tarde. Oh, universo desnudo, lo sé: ¡aquí estoy!"
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